En Antofagasta, la Fundación Recrea -que busca hacer una intervención social y habitacional para las familias que viven en pobreza-, censó a 262 niñas, niños y adolescentes de 43 campamentos en las ciudades de Tocopilla y Antofagasta. El resultado arrojó que una niña o un niño vive en promedio 10 años en condiciones de pobreza en un campamento. Ese es uno de los datos que llevó a la organización a levantar programas que busquen el bienestar integral de la niñez, sus cuidadores y su entorno en los barrios transitorios de La Chimba. 

Sofía Ayala (35) es una de las vecinas del Barrio Transitorio Luz Divina ubicado en el campamento La Chimba en Antofagasta, cerca de uno de los vertederos más grandes de Latinoamérica, donde a diario entran 600 toneladas de basura. Llegó hace 15 años desde Bolivia y en Chile tuvo a su primera hija Emily, que hoy tiene 9 años. Durante sus primeros cuatro, dice, para su hija era imposible salir a jugar en su pasaje porque es alérgica a las pulgas, que abundaban en la calle al igual que la basura.

Con esa imagen comienza esta historia que cuenta por qué observar las particularidades y necesidades de la vida de la niñez –como la limpieza de los entornos que habitan, o su posibilidad de jugar– es relevante para comprender cómo vivir en pobreza afecta a niñas, niños y adolescentes. También, un aspecto clave para encontrar soluciones que aporten a su bienestar integral y resuelvan los problemas que, por ahora, los instrumentos oficiales que miden la pobreza en Chile no están dimensionando. 

Para hacerse una idea, Casen 2022 –publicada en julio de 2023–, arrojó que cerca de 500 mil niñas, niños y adolescentes viven en hogares en situación de pobreza. Sin embargo, la medición resulta insuficiente, ya que como se explica en “Niñez y Pobreza”, agenda temática publicada por el recién estrenado Observatorio Niñez de Fundación Colunga, la pobreza puede manifestarse no sólo como ingresos de un hogar, sino también como falta de acceso a la salud, educación o condiciones de habitabilidad

Tal como se mide hoy, quedan fuera muchos aspectos específicos de las vidas de la niñez y la adolescencia que definen si se vive o no en pobreza, dentro de la sociedad civil, hay organizaciones que sí lo están haciendo.

Uno de estos ejemplos es el programa Barrios Transitorios de Fundación Recrea, quienes realizan intervenciones en campamentos para apoyar a que las comunidades postulen a una vivienda definitiva y acompañarlas en ese proceso de cambio. Con ese fin, se instalaron hace diez años en La Chimba.

Lentes en todas partes para cuidar a la niñez

El primer paso sería transformar el campamento que rodea el enorme basural -y donde 40% de los habitantes son niñas, niños y adolescentes- en barrios donde las personas pudiesen aprender a vivir en comunidad.

Dentro del campamento, el barrio transitorio Luz Divina es un condominio donde las mediaguas se enfrentan unas con otras en largos pasajes. Allí se realizan algunas de las 15 intervenciones sociales que Fundación Recrea ofrece a las personas que llegan a vivir a la comunidad. 

Sofía Ayala llegó a este barrio transitorio después de haber vivido junto a su familia -y Emily recién nacida-, en un container al lado del basural, donde su marido trabajaba como recolector por 200 mil pesos al mes. Ella, aunque con un título de enfermería que no ha podido convalidar desde que llegó a Chile, trabajaba por 250 mil pesos en servicios de limpieza. 

Fue Susana Véliz, la Directora del Centro de Formación de La Chimba y dirigente de Luz Divina, quien los encontró viviendo sin luz, ni agua. En ese momento, había disponible una mediagua que, si bien estaba fuera del barrio transitorio, tenía servicios disponibles para su urgencia. Sofía se trasladó con su familia y armó la casa en un mes, pero unas semanas después, se incendió. Emily tenía tres meses. La tragedia aceleró las gestiones que los llevaron a instalarse en una casa en el barrio Luz Divina.

El barrio transitorio de Fundación Recrea tiene como fin superar la pobreza desde sus múltiples dimensiones y, para eso, crean servicios y talleres para quienes viven en él, midiendo los problemas que enfrentan los integrantes de las familias, entre ellos, niñas, niños y adolescentes. “La pobreza no se puede medir solamente con la parte económica”, dice Alejandra Stevenson, directora de Fundación Recrea, “porque cuando implementamos soluciones que integran los problemas más profundos, las personas empiezan a salir de la apremiante supervivencia, y pueden empezar a enfocarse en crecer en aspectos que ayudarán al cuidado de sus familias, y con ellas, a sus niños”, continúa. 

La organización creó un instrumento de medición propio para detectar diversos problemas y con él censaron a 139 familias de 43 campamentos en las ciudades de Tocopilla y Antofagasta, y a un total de 262 niñas, niños y adolescentes. El resultado arrojó que una niña o un niño vive en promedio 10 años en condiciones de pobreza en un campamento, tiempo donde se exponen a diversos factores de riesgo: 8% de ellos presenta alguna enfermedad, 11% ha sufrido bullying, 53% ayuda en las labores de la casa y 31% ayuda en el cuidado de sus hermanos menores (Recrea, 2023).

A estos factores propios de la niñez, se suman factores de su entorno: 62% vive en condiciones de contaminación entre ambas ciudades, 63% de inseguridad en el campamento, 80% de falta de espacios públicos y 86% de plagas de ratones, perros e insectos (Recrea,2023). 

Con esos datos a la mano, en Recrea capacitan a dirigentes de pasajes para que tengan herramientas para abordar estos problemas. Así es como Sofía pudo enfrentar que Emily no podía salir a jugar al pasaje por las pulgas que había en la basura.

“Después de que me nombraron dirigenta, el logro más grande que tuvimos fue identificar que los perros y personas que entraban sin nuestro permiso rompían las bolsas de basura en las calles, esparciendo todo su contenido por la vereda e impidiendo que los niños jugaran en un lugar seguro. Cada vez que a Emily le picaba una pulga de la basura, le salía una roncha tremenda y eso le daba mucho susto. Pero eso nadie lo ve, nadie anda limpiando porque a una niña le de alergia. Por eso fue tan lindo que pudiésemos organizarnos entre vecinos”, dice Sofía. 

Esa organización es una de las claves del sistema que tiene Fundación Recrea, y por eso, Ana María Núñez (39), trabajadora social y administradora del Barrio Transitorio Luz Divina VI y VIII, explica: “La formalidad de tener un hogar y una comunidad de donde no te van a echar, hace que la familia sienta seguridad y libertad.

Eso alimenta ciertas reglas: voy a cuidar el pasaje donde juegan los niños, voy a ir a trabajar para mantener a mi familia más tranquila, hay horarios en los que tendré que ir a buscar a mis hijos a los talleres, hay una rutina que tendré que seguir o habrán cuentas que tendré que pagar”. 

Cuidar a quien cuida 

Mientras Sofía avanzaba en su rol de dirigente de pasaje, ella tomó un curso de agente comunitaria en salud en uno de los centros de formación del barrio transitorio. Eso la impulsó a volver a estudiar Técnico en Enfermería. Entre estudios y trabajos, tuvo que aprender a soltar a su hija: permitirle desenvolverse sin ella en el entorno social. 

“Después de todo lo que habíamos pasado, para mí era muy difícil separarme de Emily.  A ella le encanta bailar y pintar, y gracias a que aprendí que ella necesitaba esos espacios de desarrollo sin mí, es que pudo empezar a asistir -mientras yo trabajo- a los programas de “Tarde Protegida”, un espacio de desarrollo emocional, aprendizajes cognitivos y reforzamiento de las materias de la escuela”, dice Sofía. 

“La multidimensionalidad también involucra el cuidado de la adultez que cuida a la niñez”, dice Alejandra Stevenson. “Generar tejido social que abarque a niñas, niños, adolescentes y sus cuidadores es la clave para salir de la pobreza, ahí tienes escucha, tienes cuidados, tienes toda la riqueza que otro te puede dar”

Hoy Sofía tiene una hija más, de un año y siete meses. Pero esa hija va a crecer en una vivienda definitiva, a la que ella y su familia postularon junto a todas las vecinas y vecinos de su pasaje. Porque la meta del paso por el barrio transitorio es que todos puedan moverse en comunidad hacia la casa propia y así mantener el tejido social. 

Fundación Recrea es parte del Sistema Transforma a través del #FondoTransforma 2022.