Como una alianza entre la academia y la sociedad civil, surge el proyecto que une al Núcleo Innovaciones Efectivas en Políticas Públicas de la Universidad de Chile y Fundación Colunga, en la búsqueda de mejorar programas que trabajan en infancia.
En la actualidad, diversos servicios de infancia, del sector público y privado, centran sus sistemas de registro y monitoreo en la caracterización de sus beneficiarios. Esto ha hecho que muchos de ellos no logren los resultados que se han propuesto y no lleguen a las soluciones necesarias.
Un sistema de alerta temprana para este tipo de programas, es la iniciativa del Núcleo Innovaciones Efectivas en Políticas Públicas de la Universidad de Chile, y que cuenta con el patrocinio de Fundación Colunga y su Fondo de Inversión Social. Su finalidad es poner la mirada en la calidad de la oferta de servicios y responder a tiempo las necesidades de niños, niñas y adolescentes.
Su primera etapa, ejecutada durante el año 2018, fue financiada por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF). Durante esta fase, se pudo establecer la base teórica que permitió el desarrollo del prototipo que será implementado este año, a modo de prueba para su externalización.
“Nosotros creemos que si no existen sistemas de alertas que se enfoquen en la calidad de los programas, es muy difícil poder avanzar de verdad. Por eso quisimos crear un índice multidimensional de efectividad. Así, tener la alerta a tiempo y saber mirarla y medirla. De otra manera, es difícil que un sistema de este tipo tenga sentido”, señala la Dra. Teresa Matus, Directora del proyecto.
¿En qué consiste?
El Sistema de Alerta Temprana (SAT Infancia) propone una plataforma que servirá de herramienta a programas sociales para hacer seguimiento de sus procesos y que emita alarmas que identifiquen sus deficiencias antes de ser implementados. Su construcción desarrollará cuatro ejes de acción declarados en su sitio web: “Interpelar sistemas y programas, observar sus fallas, construir un SAT que permita anticipar y ajustar decisiones a directivos y equipos de trabajo, articulando ese prototipo con un Índice Multidimensional de Efectividad que permita mejorar la calidad de los programas”.
La idea es que, a partir de los errores detectados, surjan oportunidades de innovación y corrección temprana. De esta forma, se canaliza el foco de vulnerabilidad hacia los programas y no en la de sus beneficiarios, haciéndolos más vinculantes y con resultados más efectivos.
En este trabajo, el rol de Colunga ha sido de interlocutor entre la academia y la sociedad civil, facilitando su red de fundaciones que trabajan en temas de infancia. Y dichas organizaciones podrán poner a prueba el prototipo, para luego aplicar las mejoras que necesite.
Fundación española porCausa se reunirá con organizaciones de la sociedad civil para compartir nuevas narrativas
Fondo Buenas Prácticas en Acogimiento Familiar lanza fondo de 180 millones
"Nos cuesta mucho como sociedad creer que un conocido daña a una niña o niño, no queremos saberlo"