El co-fundador de Panal, organización que trabaja por empoderar a estudiantes en torno a sus propios desafíos, explica el surgimiento de esta fundación desde la sala de clases y el rol de fundaciones como Colunga en su nacimiento y fortalecimiento.
¿De qué se trata Panal?
Panal es una fundación que nace el 2014 de la experiencia de un grupo de profesores de Enseña Chile que se dan cuenta de la necesidad e importancia de tener distintos agentes de cambio dentro de la sala de clases. Queremos influenciar a los estudiantes para que puedan llegar cada día más lejos. Actualmente estamos en 40 colegios de cinco ciudades: Puerto Montt, Talca, Concepción, Temuco y Santiago.
Están generando liderazgo dentro de la sala de clases y eso genera un clima de horizontalidad…
Buen punto, porque los proyectos que ellos desarrollan a nivel escolar tienen que hablarlos con un equipo directivo. Y todo es con permiso. No es llegar y decir “vamos a hacer una obra de teatro en la mitad del recreo, porque creemos que generará una conciencia ecológica medioambiental” sino que conversan qué día lo van a hacer, cuáles son los recursos, qué salas van a participar… entonces se ponen a la par. Y ahí los adultos, los directores, se han sorprendido de que en años anteriores le tocaban las puertas para quejas y ahora les tocan la puerta para ofrecerles proyectos e iniciativas.
¿Cómo se ha vinculado Panal con Fundación Colunga?
Desde 2016, cuando nos adjudicamos el Fondo de Fortalecimiento de Colunga, buscamos potenciar la organización y la evaluación de procesos para poder seguir escalando como proyecto.
Talleres Panal
¿Cuál es el rol de la sociedad civil en las problemáticas que tenemos hoy en temas de educación?
La sociedad civil, desde el 2006, ha sido protagónica en temas de educación. Son los que han ido empujando que la agenda se mueva mucho más ágil y dinámica. Los pingüinos del 2006, y la marcha de los universitarios ha permitido que nadie cuestione que la educación es un derecho social, y para todos. Son los que han ayudado que los temas se pongan sobre la mesa.
También se ha ido transformando. Creo que en un momento era mucho de empujar, pero también ha mutado a distintas organizaciones e iniciativas y ha permitido un diálogo distinto con el Ministerio de Educación y el Gobierno. La sociedad civil es el contrapeso entre el país que queremos versus el país que estamos diseñando.
¿Hay alguna red de la sociedad civil en torno a educación?
Hay redes. No son tan fuertes como nos gustarían, pero por ejemplo nos juntamos bastante con los otros emprendimientos de Enseña Chile. Aquí también en Colunga con los de educación hemos tenido interacciones, y coincide que los que trabajan con Colunga también trabajan con Mustakis, entonces también ha habido interacciones mezcladas.
Puede ser más, siempre puede ser más. Yo creo que hoy día ya no es una ventaja competitiva, no es algo muy extraordinario sentarse junto a otras organizaciones. Es lo mínimo. Es también un tema de cómo hoy día nosotros sabemos que colaborando es la única forma de que podemos llegar lejos.
¿Cómo ves el rol de Colunga en la sociedad civil y hacia dónde debería ir en los próximos cinco años?
Me gusta mucho lo que hace Colunga porque apoyan proyectos que tienen ciertos tipos de resultados. Me interesa mucho que Colunga esté haciendo una apuesta por innovaciones y que se estén adelantando a lo que está pasando, o estén resolviendo problemáticas actuales que nadie está haciendo.
El foco de lo que están haciendo es muy interesante. En 5 años más veo una cartera muy grande de proyectos que han pasado por Colunga. Ahí el desafío que viene ahora y ojalá empezar lo antes posible, es trabajar en la conectividad de estas organizaciones.
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