Hoy el director ejecutivo de Colunga, Arturo Celedón, participó de la sexta y última sesión del ciclo que coloquios Miradas cruzadas sobre los estallidos sociales en Chile y Colombia. Un diálogo necesario. Un espacio interdisciplinario que fue organizado por distintas entidades académicas, entre ellas el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).
La conversación se centró en comparar ambos contextos, l@s actores sociales que intervinieron y las salidas pacíficas que se tomaron. Para esto, el panel contó con Luciana Cadahia, doctora en filosofía y profesora asociada del Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica, y Claudia Heiss, investigadora adjunta COES, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y directora de la carrera de Ciencia Política de la misma universidad. Para hablar del caso colombiano, estuvo Alfredo Mondragón, líder social y sindical de Cali, defensor de DD.HH en ese país.
En esta oportunidad, Celedón fue invitado para exponer sobre el conflicto político-social en Chile y la iniciativa levantada desde Colunga, Tiempos de Diálogo, que nació en 2019, previo a la revuelta social y que desencadenó en una oportunidad para resolver conflictos de forma pacífica. Con este fin, desde Tiempos de Diálogo, se han realizado capacitaciones y charlas abiertas para entregar herramientas que hagan posible reestructurar el tejido social a distint@s líderes y organizaciones de la sociedad civil.
Para Celedón, la redacción de una nueva Carta Magna, que derivó como solución al estallido del 18-O solo va tener buenos resultados si hay diálogo y se cambian las inequidades estructurales que enfrentan las personas. “Escribir una nueva Constitución va a destrabar elementos que impedían que las políticas públicas y sociales avancen. Sin embargo, no va a solucionar inequidades de trato si es que no cambian las condiciones reales de existencia de las personas”, dijo y agregó que para esta transformación social será necesario contar con reformas profundas, donde “tod@s l@s actores van a tener que sentarse en la mesa y colaborar en ese proceso”.
En cuanto al contexto chileno, la académica Heiss señaló que “esto no fue un movimiento desde las elites permitiendo canalizar una demanda social. Ya que resistieron todo lo que pudieron para que finalmente se abriera esta vía institucional desde la ciudadanía. Esta revolución no tenía un carácter revolucionario, sino más bien espontánea con muchos grupos diversos y un apoyo muy mayoritario”.
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